jueves, 15 de marzo de 2012

EMPRENDIMIENTO EN LA EDUCACIÓN, ¡HAGAMOS EL ESFUERZO!



Hemos hablado bastante de Emprendimiento y sus vínculos con la educación formal, es que estoy cada vez más convencido de la necesidad imperiosa de avanzar en estos contenidos con nuestros jóvenes y niños, las escuelas tienen una tarea que cumplir en esta área y la única dudas que debiéramos tener al respecto es cómo hacerlo de mejor manera. 


Queremos que las habilidades y competencias emprendedoras se desarrollen desde muy pequeños en nuestros niños, estamos tratando que nuestro Proyecto Educativo Educación para el Emprendimiento sea algo más que una expresión y que se convierta en un hacer sólido, profundamente vinculado al trabajo escolar, donde el docente pueda desatar miradas creativas e innovadoras en sus alumnos. 


No ha sido fácil, por cierto, llevamos casi un lustro trabajando en este tema y tres desde que cristalizó a tal punto que esta nueva mirada pedagógica se encuentra alojada en el centro mismo de nuestro proyecto Educativo Institucional. Por cierto que hemos tenido dudas y hasra desencuentros, pero la perseverancia en una idea que nos parece muy necesaria ha sido la clave que nos permite ir cosechando éxitos que han quedado en evidencia varias veces el año que terminó gracias a que diversos medios de comunicación los recogieron en sus páginas. 


Por eso, creo que estamos en condiciones de señalar que las habilidades y características más importantes en cuando al desarrollo del espíritu emprendedor, son la creatividad, la innovación ya la perseverancia. 


Estamos en un mundo cada vez más complejo debido a las enormes redes sociales que se han ido tejiendo, a un espíritu colaborativo que se impone y se enfrenta a la par con otro competitivo que aún persiste de décadas anteriores. La hipervinculación, la conectividad, la convergencia tecnológica, etc., son realidades de las que debemos hacernos cargo y que nos hacen comprender que no es posible seguir dando las mismas respuestas a los problemas, hay que tener una mirada distinta y creativa.


Los docentes no fuimos formados en estas ideas y nos cuesta adaptarnos a ellas. Debemos, sin embargo, hacernos cargo de estas dificultades y entender que si queremos formar verdaderos ciudadanos del siglo XXI, el emprendimiento es una clave ineludible.
Algunos me preguntan respecto de cuál es la mejor manera de hacerlo y no creo que haya una respuesta unívoca. Sé de instituciones que se plantean exitosamente la idea de crear un espacio, una asignatura, un taller sobre emprendimiento. Otros, como el Alexander Fleming, buscan integrarlo en todo el currículo. Ambas formas me parecen convergentes y no excluyentes, ambas válidas y eficientes, porque lo importa es ser capaces de desarrollar en nuestros alumnos las capacidades de manejo de información, de formulación de proyectos, de desarrollo de teorías y de implementación de soluciones a los problemas cotidianos que nos aquejan. 


Hacer esto, en serio, en la educación, no sólo permite mejorar la calidad de la educación sino que, sobre todo, pienso, será una contribución notable y duradera al desarrollo nacional. Por eso, aunque cueste, aunque no sepamos hoy cómo hacerlo, aunque lo veamos difícil. 

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